Sufrida victoria del Barça ante Osasuna, en la segunda jornada de Liga, tradicionalmente mala para el equipo culé en los últimos años. Siendo fiel a esta reciente tradición, el Barça ha tirado del olfato goleador de Messi y de recursos poco habituales para superar a Osasuna por 1 a 2.
Ha sido un partido loco, donde el Barça no ha ejercido el control absoluto del juego que acostumbra. Los dos goles de Leo que suponían la vuelta al marcador llegaron con el partido roto, con continuas idas y venidas de ambos equipos, todo ello unido a un nefasto concierto de pito del árbitro Muñiz Fernández.
Desde el inicio se vio que el Barça sufriría mucho. No habían pasado ni dos minutos del encuentro, cuando Valdés realizó un paradón tremendo a un disparo a bocajarro de Cejudo. La reacción del Barça fue inmediata y aprovechando la defensa adelantada de Osasuna, los delanteros culés hicieron una demostración de remates a puertas a cual peor.
Tanto Alexis, como Tello, Iniesta o Leo, tuvieron en sus pies oportunidades claras de gol para poner a su equipo en ventaja. No lo hicieron, y cuando se volvió a acercar Osasuna a gol, no falló. Un magistral centro de Lamah desde la izquierda recorrió todo el área sin que los centrales ni Alba se percatasen de la llegada en el segundo palo de Llorente, que de primeras batió a Valdés.
A partir de ahí el Barça pareció ansioso. Llegaba con peligro, exigía a Andrés, pero concedía mucho atrás. El equipo estaba demasiado partido, con muchos espacios entre líneas que dieron la oportunidad a Valdés para que se reivindicase después de su acción del otro día.
Tras al descanso, el Barça ofreció su peor imagen. Sin presencia en ataque, ni control de la posesión, siempre pareció que Osasuna estaba más cerca del gol. En sus botas tuvieron el 2 a 0 tanto Lamah como Nino. Especial importancia en el partido tuvo el fallo de Sisi. Tras aprovecharse de un error garrafal de Busquets, Nino encaró a Valdés mano a mano y en un remate la pelota salió lamiendo el palo.
Ahí, Vilanova entendió que era falta, se lo dijo al linier y el árbitro expulsó al técnico culé. A la jugada siguiente, el Barça marcó en la jugada más opuesta a su estilo. Un robo de balón raro, con la intervención de Muñiz por el medio, rebotes dentro del área, Pedro peleando la pelota y Leo empujándola a puerta.
La jugada no solo supuso el empate, también significó la expulsión de Puñal, que recriminó al árbitro que entorpeciese su carrera hacía el balón y facilitase la recuperación del Barça. Con uno más sobre el campo, el Barça no tardó en aprovecharlo y de las botas de Leo remontó el encuentro.
Para intentar romper la mala dinámica con la que inició el Barça en los primeros minutos de la segunda mitad, Tito mostró la primera gran diferencia con Guardiola: Se decantó por poner sobre el césped todo el gol del que disponía. Juntó a Leo, Villa, Alexis y Pedro, dejando el centro del campo para Busquets y Xavi.
Prefirió para remontar los espacios, decantándose por un partido de ida y vuelta, sin control alguno. Para ello prescindió de un intrascendente Cesc y de un agotado Iniesta. Pedro y Villa dieron punch en el ataque y Xavi manejó el partido con su característico estilo, en especial tras la expulsión de Puñal.
La victoria del Barça no debe esconder las facilidades defensivas que está concediendo el Barça atrás en los primeros compases de Liga, los problemas de Cesc para tener presencia en el equipo jugando de interior o la dificultad que muestran los extremos en irse en el mano a mano.
Pero tampoco debemos dejar de lado todo lo positivo que nos está dejando el equipo: Facilidad pasmosa para crear ocasiones de gol, amplitud de recursos en la plantilla, la recuperación de Piqué o Pedro y el crecimiento de Tello. Pretender sacar conclusiones categóricas tan pronto seguramente conducirá con casi toda seguridad al error. Mejor esperar mientras se difruta de los 6 puntos.
¡¡¡No sabéis cuánto nos ha costado!!!
The Digital Garden.
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